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El precio de las llamas

Updated: Oct 12, 2019


Alcantaro Saldaño, Milagros Dolores.


La imagen del Amazonas quemándose por semanas, circuló por las redes y nos encontró a todos preguntando: “¿Cómo es que todavía no lo apagan?”. “Es difícil porque es una zona muy grande”, decíamos algunos ingenuos al principio. Sin embargo, con el pasar de los días, algunos hechos fueron saliendo a la luz. Así, la idea de un incendio provocado por accidente se fue apagando, mientras el fuego seguía llevándose el pulmón de Latinoamérica.

Unas semanas antes del incendio en la selva de Brasil, Córdoba sufrió dos focos en la zona de las sierras: La Calera y La Granja. “El cuadro de situación es preocupante y nos lleva, una vez más, a reclamarle al Estado provincial una campaña de concientización”, afirma el editorial del pasado 9 de agosto de La Voz del Interior, en relación a los incendios en las localidades serranas. Pero ¿realmente está ahí la solución para la prevención? La realidad muestra otro panorama.

Los incendios provocados por accidentes existen, y para esos casos se puede recurrir a la concientización de las personas, pero ese recurso resulta ineficaz cuando estos siniestros tienen una clara intención de destrucción. Pueden ser por “diversión”, travesura, o aún más grave, por razones económicas.


Según expertos consultados por la BBC, los incendios en el Amazonas responden a la necesidad, por parte de la industria ganadera y agrícola, de liberar las tierras de la selva para el cultivo. Lo curioso es que, en Córdoba, la gran mayoría de los incendios se dan en bosques nativos. Estas zonas protegidas son de interés por sus suelos, o por encontrarse en una zona estratégica para la construcción de obras o viviendas.

Luego de que los incendios son apagados, las autoridades prometen investigar para encontrar a los culpables. No obstante, todo queda en archivos, y nunca más se habla de lo sucedido. El editorial mencionado, resalta la necesidad de fondos, programas, responsabilidad ciudadana y compromiso estatal para conservar el ambiente. En los tiempos que corren, la sociedad civil trabaja para preservar estas zonas, pero con el compromiso de los gobiernos no sucede lo mismo.

Mientras los estados sigan solo proponiendo campañas de concientización para los ciudadanos, y no se ocupen de investigar quiénes están realmente detrás de los incendios provocados, la conservación del ambiente será una tarea difícil.


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