La abeja ha sido declarada como el ser vivo más importante del planeta según científicos del Eartwatch Institute, en la última reunión llevada a cabo por la Royal Geographical Society of London.
Zampaglione Mujica, Sofía Natalia
Las abejas pueden ser encontradas en todos los continentes del mundo, a excepción de la Antártida, en todos los hábitats donde haya plantas con flores. A pesar de que existan más de 20 mil especies de abejas, la más conocida por todos es la abeja doméstica, un insecto social que vive en enjambres formados por una reina, obreras y zánganos. Sin embargo, a diferencia de lo que muchos creen, la mayoría de las especies de abejas son solitarias.
A lo largo de su historia, la cual posee alrededor de 100 millones de años, las abejas se han adaptado para alimentarse de polen y néctar, utilizando el primero como alimento para las larvas y el segundo como material energético. Este pequeño insecto, requiere de grandes cantidades de energía para realizar su labor exclusiva: la polinización. Esta actividad resulta fundamental para que las plantas logren reproducirse. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dos terceras partes de las plantas cultivadas utilizadas para nuestra alimentación, dependen de la polinización.
Las abejas polinizan alrededor del 70% de los alimentos que consumimos: frutales, hortalizas y cultivos extensivos y, a diferencia de otros polinizadores, la abeja es el único ser vivo que no transporta ningún tipo de patógeno, según un estudio llevado a cabo por el Apiculture Entrepreneurship Center de la Universidad Mayor.
Son las abejas obreras las cuales se encargan de transportar el polen del cual depende la reproducción de las plantas. Sin embargo, viven tan solo 45 días en épocas de fuerte floración, y sólo en sus últimos días recoge néctar, polen, agua y resinas para propóleos y mielatos. Respecto de la miel, para reunir solamente un kilo, hacen falta 2.540 abejas que recorran volando 156 kilómetros cada una. Esto, resultaría en la liberación de néctar en 3.900 flores.
Otros datos impactantes respecto a las abejas son:
Solo siete de las más de 20 mil especies, producen miel. Dentro de estas, las abejas melíferas occidentales producen 1.6 millones de toneladas de miel cada año.
Una sola abeja melífera visita alrededor de 7 mil flores al día.
Las margaritas son la mejor fuente de alimento para las abejas polinizadoras, puesto que florecen durante casi todo el año.
La polinización no solo contribuye a la seguridad alimentaria, sino también a conservar la biodiversidad.
Las abejas reinas pueden vivir hasta 6 años.
Cuando la abeja reina muere, las abejas obreras seleccionan una larva joven para que ocupe su puesto. Esta nueva reina, es alimentada con un alimento especial conocido como “jalea real”.
Las abejas se orientan con el sol, ajustando su “brújula” a los movimientos solares.
Cuando una abeja detecta alimento, avisa a sus compañeras a través de una “danza”.
La abeja más grande del mundo, cuyo nombre científico es Megachile Pluto, tiene una envergadura de 6 centímetros.
Como resultado de gran parte de estos datos, los científicos afirman que la abeja es el animal más importante del planeta. Lastimosamente, es también una de las especies que actualmente se encuentran en peligro de extinción. La creciente disminución en la población de abejas, no sólo afectan la existencia del ser humano, también corre riesgo la vida de aves, pequeños mamíferos e insectos que no podrían alimentarse más de bayas y semillas, dependientes de la polinización. A pesar de que existen otros polinizadores como los murciélagos, las mariposas y las avispas, ninguno de ellos posee el mecanismo con el que cuenta la abeja para llevar a cabo esta labor.
¿Por qué se encuentran en peligro de extinción?
En los últimos años, la población de polinizadores ha disminuido de manera drástica. El 35% de polinizadores invertebrados –abejas y mariposas-, y el 17% de los polinizadores vertebrados –como los murciélagos-, se encuentran en peligro de extinción.
Casi el 90% de la población de abejas ha desaparecido en los últimos años. En septiembre de este año, 500 millones de abejas murieron en Brasil en menos de 48 horas. Todas ellas tenían rastros de Fipronil, un insecticida clasificado como posible cancerígeno humano de acuerdo a la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos.
Además del abuso de pesticidas, otros factores que amenazan la vida de las abejas son la deforestación, la pérdida y deterioro de hábitats, las prácticas de agricultura industrializada (como los monocultivos), las especies vegetales invasoras, el impacto del cambio climático, entre otras.
En 2018, en la Provincia de Córdoba murieron 72 millones de abejas, provocando pérdidas económicas por un valor de $1280 millones. En el país, se pierden 34% de colmenas de abejas por año, posicionando a Argentina como el quinto país de América Latina con mayor mortandad de abejas.
Si las abejas se extinguieran por completo, las consecuencias serían desastrosas. No sólo los alimentos que consumimos dependen de la polinización, sino también 250 mil especies de plantas e incluso medicamentos convencionales y alternativos. Un ejemplo de esto, es el algodón, el cual proviene de una planta polinizada por las abejas.
¿Cómo contribuir?
A pesar de ser pequeñas, las abejas son mucho más importantes de lo que creemos. La producción de alimentos a nivel mundial, así como la biodiversidad terrestre dependen en gran medida de la polinización. Algunas formas desde las cuales puedes ayudar son:
Cultiva plantas autóctonas en tu jardín. Los polinizadores tienen una relación mutuamente beneficiosa y simbiótica con las plantas, puesto que se necesitan los unos a los otros para sobrevivir. Las plantas autóctonas se adaptarán a las abejas autóctonas.
Compra miel a agricultores locales. Muchos pequeños agricultores y comunidades forestales emplean prácticas apícolas sostenibles. Puedes ayudar comprandoles miel sin refinar, cera de abejas u otros productos apícolas.
Proporciona agua a las abejas. Luego de realizar su laborar, las abejas requieren agua. Puedes dejar un cuenco poco profundo con agua limpia para que estos pequeños insectos puedan descansar y refrigerarse. Acompaña el cuenco con pequeñas piedras o palos, para que las abejas no se ahoguen.
Evita plaguicidas, fungicidas o herbicidas en tu huerto. Estos productos son una de las principales amenazas contra los polinizadores, puesto que al extraer polen de plantas contaminadas, envenenan sus colmenas. Emplea soluciones naturales para combatir plagas en tu huerto.
Agricultores: creen un hábitat adecuado para sus abejas, garantizando así la polinización. Pueden dejar zonas de explotación agrícola como hábitat natural, cultivando plantas autóctonas, que florezcan durante diferentes momentos del año, y cultivos atractivos como el girasol o el café. Los árboles frutales como el aguacate y el mango también funcionan. Intenta reducir, además, el uso de plaguicidas conservando intactos los lugares donde anidan las abejas.
Supera tu miedo a las abejas. Si amplias tus conocimientos, comprobarás que las abejas no son peligrosas. No todas las abejas pican, y aquellas que lo hacen es por un mecanismo de autodefensa. No atacan intencionadamente. Informate sobre como respetarlas y ayuda a que corra la voz para aprender a vivir en paz con estas criaturas tan necesarias.
Compartimos esta "nota verde" del programa infantil 31 Minutos sobre las abejas:
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